jueves, 5 de septiembre de 2013

Reencuentro en la Granja (Diario de Burgos)

http://www.diariodeburgos.es/noticia.cfm/Provincia/20110821/reencuentro/granja/234D18F6-CC32-8C90-4211900C9786AB51


Reencuentro en La Granja

A. R. / Burgos - domingo, 21 de agosto de 2011

A Gregorio Barriuso se le pone un nudo en la garganta cuando habla del pueblo en el que nació. «Venir a La Granja de Basconcillos me trae a la mente muchos recuerdos», asegura. «Todos gratísimos», apostilla.
Precisamente la única pared que aún queda en pie en todo el pueblo y que da fe de que allí hubo una vivienda es la de la casa donde nació, que era la de sus abuelos. «Esa es la ventana de la habitación donde vine al mundo», cuenta, al tiempo que posa para una fotografía junto a su tío Hipólito, hermano de su madre. «"De Segovia, ni la burra ni la novia", dice el refrán, pero yo me casé con una segoviana y vivo alli desde hace 39 años», confiesa Gregorio entre risas, aunque reconoce que añora mucho Burgos.

Por eso, ayer volvió al encuentro "Hijos de la Granja 2011", el segundo que se realiza desde que el pueblo fue abandonado en los años 60 (el primero fue el 19 de agosto de 2008). Allí, antiguos vecinos y algunos de sus descendientes compartieron una jornada de convivencia y rememoraron momentos vividos en este rincón de la provincia, situado en el término municipal de Villangómez. A la cita, organizada por Rodrigo Barriuso, acudieron en torno a 100 vecinos que tras la misa y la foto de familia disfrutaron de un menú a base de paella mixta, jamón braseado y tarta en un ambiente de lo más caluroso.

Gregorio tiene dos hijas y asegura que ambas conocen su pueblo. «Aún no tengo nietos, pero me haría mucha ilusión poder traerles aquí algún día». A ellos le gustaría contarles -como hace al resto de su familia- que en La Granja pasaba muchos veranos y Navidades, que llegó a conocer a su abuelo Felipe Barriuso y a su abuela Bonifacia y que eran tiempos en los que no había ni luz eléctrica, por lo que tenían que hacer uso del carburo y el candil. «En la época de mayor esplendor el pueblo llegó a tener 50 vecinos», añade su tío Hipólito, que a sus 76 años también disfruta hablando del que sigue llamando «su pueblo».

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